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Ojos, percepción y soluciones

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Ojos, percepción y soluciones
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DERBIHierba mojada, gargantas sedientas en la tribuna y duelo intenso a ras de césped. El descontrol gobernó buena parte de la primera mitad. Faltó pausa para ordenar el juego y fabricar opciones  en el primer acto. Los locales acostumbran a volcar el juego en campo rival; los visitantes modificaron su frente de ataque para sorprender por movilidad y permutas.

 

   El Athletic logró convertir en la primera ocasión que sumó pases con celeridad y precisión. Pasaron casi veinticinco minutos para que la secuencia tuviera lugar. No jugaba cómodo el conjunto rojiblanco por el empeño que puso la Real, pero el equipo txuri-urdin desentonaba con el balón. Con dos pequeños arriba (Vela y Griezmann), ¡pelotas cruzadas por los aires! Contradictorio. Imanol Agirretxe, el hombre que con su gama de movimientos abre camino, se encontraba en el banquillo.

 

   Minuto 24, el Athletic toca rápido, desplegando sus alas para llegar en manada. Primer gran detalle del partido: Ander Herrera maniobra con maestría y la banda magnética del Athletic (la derecha, con Iraola y Susaeta) culmina una jugada de vértigo. Hasta seis jugadores rojiblancos llegaban para buscar el gol. Bingo al 14 rojiblanco, se podría decir. Fue el día de Markel Susaeta.

 

El medio eibarrés tuvo el segundo y el tercero en sus botas antes del descanso. Fernando Llorente (en contraposición al partido de la primera vuelta) no pudo sintonizar con el partido. Parecía transitar por otro díal, lleno de interferencias. El riojano consiguió bajar un balón dentro del área pero Susaeta no pudo rematar la faena. El 14 planeaba sobre el partido, al igual que hacía Iñigo Martínez en el otro bando. El central de la Real va para jerarca del fondo. Se impone, rectifica, asiste y cuando se tercia remonta líneas con la cabeza erguida. De la precisión de su zurda ya tuvimos noticias.

 

   La bola caprichosa se estampó contra el travesaño con bravura al filo del descanso. Esta vez en 14 no fue afortunado. Se libró la Real del segundo y ése pareció ser el punto de inflexión tras una primera parte vibrante en emociones, pero chata en juego.

 

 

   Cambio de tercio

 

   Salida de la caseta. Otro partido. La Real da un paso al frente y comienza la ofensiva txuri-urdin. Mismos protagonistas, diferente talante. En esas asoma un protagonista inesperado: Mateu Lahoz. Encargado de impartir justicia, no se percata de que el esférico supera la línea de gol de la portería rojiblanca. Vela araña la pelota dentro del área, Javi Martínez hace amago de tocar el balón con la mano,  y la pelota supera la raya llorando, hasta que Iraizoz consigue restituírla. Mateu estira el cuello; su auxiliar de banda estaba pegado al banderín de córner. Ambos se miran: ojos como platos. La percepción decide; no se atreven a conceder el gol. Reproches posteriores al línea por parte del trencilla. La jugada de marras asoma por los campos del mundo y siempre es foco de conflicto.

 

   Hace un par de meses, el presidente de la UEFA Michel Platini hacía públicas unas sorprendentes declaraciones que en nada ayudan a los árbitros. El antiguo futbolista venía a decir que la inclusión del vídeo en la resolución de jugadas conflictivas restaría polémica y salsa al fútbol. Si de lo que se trata es de ser justo en esta vida, esas afirmaciones no tienen ningún sentido. Que le pregunten si no a los seguidores del Marsella sobre el famoso gol del benfiquista Vata (con la mano), que dejaba a los franceses sin la final de la Copa de Europa de 1990; o a los irlandeses, que no acudieron al Mundial de Sudáfrica porque Henry metió un tanto decisivo para Francia, con la misma extremidad que el angoleño; por no decir la cantidad de goles fantasma que se reproducen de cuando en cuando. ¡Cuántas vueltas ha dado el famoso episodio de la final del Mundial de 1966 en Inglaterra!

 

   Resultó curioso y sonrojante un episodio que sucedió en el pasado Mundial de Sudáfrica. Argentina y México disputaban uno de los octavos de final en el Soccer City de Johannesburgo. Hasta ese día, en los videomarcadores del estadio se podían ver las jugadas del partido en vivo, con la pertinente señal de televisión. Carlos Tévez, delantero de la selección albiceleste, marcó un gol en claro fuera de juego que el colegiado italiano Roberto Rosetti no señaló. Todo el estadio se había percatado del error. Imagínense el escarnio. Como consecuencia, la FIFA decidió eliminar el visionado en directo para el resto de la competición. Y curiosamente, en el duelo entre Alemania e Inglaterra, el colegiado uruguayo Jorge Arrionda no decretó gol en una jugada de Lampard, culminada con un chutazo desde fuera del área que se estrelló contra el larguero, para  terminar con la pelota botando dentro de la portería. 44 años antes, Inglaterra alzó su única Copa del Mundo tras haberle sido concedido a Geoffrey Hurst un gol fantasma. Caprichos del destino.

 

   Cerramos este paréntesis con una noticia que, casualidades de la vida, asomó hace un par de días, refiriéndose al estudio por parte de la Internacional Board –organismo que rige, revisa y modifica las reglas del juego- de la implantación de las nuevas tecnologías al fútbol. El próximo 2 de julio se llevará a cabo una reunión a tal efecto en Kiev para determinar o no su implantación. Con ello se evitarían episodios injustos y agravios que el ojo y la percepción a veces no alcanzan. Ello, en detrimento del ruido y la llamada salsa del fútbol, foco de tantos intereses. Entonces se hablaría más del juego, verdadera esencia de este tinglado.

 

   Terminado el inciso, mérito indiscutible de la Real, que siguió creciendo en el partido a pesar de no haberle sido sumado el tanto. Con más presencia, decisión y criterio, el conjunto txuri-urdin creía en su propósito y consiguió algo muy difícil esta temporada en San Mamés: cambiarle el paso al Athletic. Pero el aire le llegó al conjunto local de la mano de otro error del árbitro, cuando no decretó falta de Amorebieta en un manotazo a Xabi Prieto, que acarreaba segunda amarilla y la consiguiente expulsión. Siguió la jugada, Mikel González cortó el avance local de forma brusca en la frontal, y el golpe franco se fue directo a la diana: bingo al 14 rojiblanco, por segunda vez. Susaeta fue el agraciado con el premio estelar.

 

   La realidad es que el gol fantasma debió ser real, Amorebieta no tenía que haber terminado el partido, pero tampoco David Zurutuza, que realizó una durísima entrada en la primera mitad a Herrera, dejándole lastimado el tobillo derecho. El futbolista de la Real fue amonestado con amarilla. Por ahí empezaron los borrones de Mateu Lahoz.

 

   El enojo de la injusticia seguirá rodando por los pasillos durante la semana, con el riesgo de desviar la atención del próximo partido: el sábado viene el Zaragoza a Anoeta. Philippe Montanier volvió a mostrar el camino en la rueda de prensa posterior al derby, afirmando que se queda con lo positivo de la segunda mitad para el futuro: el juego. El técnico francés y los futbolistas saben que esa es la senda a seguir.

  

 

 

                                                                                           Naxari Altuna (periodista) naxari altuna  @naxaltuna



COMENTARIOS

NO TE MOJAS
06/03/12 11:04PM

Si la de Zuru es roja, q puede ser, la de Javi Mnez en el primer tiempo tambien lo es, entrada por detras, tacos directos al gemelo con la ùnica intención de derribar al contrario.


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