Es imposible entender lo que está haciendo la Real en los últimos días. Las informaciones que van saliendo dejan, a cada instante, en peor lugar a la institución. El club, o ha pecado de ingenuo, o piensa que los demás lo son. Después de palpar el malestar del presidente del Valenciennes, al haber negociado con su entrenador tres días antes de jugarse la supervivencia en la L1 (noticia desvelada por L’Equipe el pasado domingo), alguien deja caer que la Real no se reunió con Philippe Montanier en Paris, que el interlocutor era otro. Todo esto para apaciguar el enfado del presidente Francis Decourrière, y facilitar la salida de Montanier con dirección a la Real. Visto los acontecimientos, bastante hace el mandatario del Valenciennes en dejar salir a su entrenador, previo pago de 500.000 euros (El Levante le pide un millón de euros al Getafe para liberar a Luis García Plaza).
Montanier tiene contrato en vigor, y el fútbol bastante complejo y enrevesado es de por sí como para no tomarse en serio detalles como este. El propio entrenador francés anunció a su plantilla y cuerpo técnico nada más terminado el encuentro del domingo ante el Niza que tenía una oferta de la Liga española y quería cambiar de aires. Su presidente fue el último en enterarse. La Real y Montanier se han equivocado en esta historia al comenzar los acontecimientos por el final.
El club txuri urdin no fue de cara en un primer momento. Al reunirse con Philippe Montanier el pasado jueves en París, con la L1 aún sin finalizar, cruzó una línea muy peligrosa. Todo se complica en el momento que trasciende dicha reunión y se conocen los interlocutores de la misma. Una semana antes el presidente del Valenciennes había declarado públicamente que su proyecto de club estaba ligado a Montanier, y con la mira puesta en el inminente estreno del nuevo estadio, ambos irían de la mano. El lunes pasado el golpe fue muy duro para Francis Decourrière, al escuchar por boca de su entrenador la intención de marcharse a la Real. Poco a poco se fueron conociendo los pasos que habían dado los interesados, nada correctos. Los que sólo miran el entuerto desde el punto de vista txuri urdin anuncian que el Valenciennes busca entrenador y que las partes están condenadas a entenderse. Pero no es esa la cuestión. Aquí subyace una conducta que deja en entredicho las formas de un club centenario y respetado por su extensa y rica historia. Se viene a justificar, con loas a la valía de Philippe Montanier, el lío en que se ha metido la Real. Se salga o no con la suya, la imagen del club queda mancillada. En el mercado francés y el fútbol en general, por su manera de proceder.
Ayer, de repente, volvió a surgir la figura de Marcelo Bielsa. Una especie de asesor externo puntual, a quien en un momento se le ofreció el cargo. El argentino no accedió y ahora vuelve a sonar, para apaciguar el desagisado pensarán algunos; para tensar la cuerda pensaran otros. La puesta en escena no tiene precio. ¿Se acuerdan de los hermanos Marx? Y en estas, Paul Le Guen no está descartado. Ni él, ni cualquier otro entrenador que no tenga contrato en vigor, evidentemente. ¿Sabrán los dirigentes de la Real lo que le pidió Le Guen al Girondins de Burdeos? Si activan la pista del bretón, que se vayan preparando.
Naxari Altuna (periodista)