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El fútbol tiene un nuevo El Dorado: China. Su irrefrenable crecimiento económico amenaza con alterar el orden del firmamento balompédico. Antes fueron la J-League y la MSL; ahora el reclamo llega desde los paises del Golfo y China, merced a su temendo poder adquisitivo.
Darío Conca es un centrocampista argentino que despuntó en el Fluminense. Hace un año fue transferido al Guangzhou Evergrande chino, convirtiéndose en uno de los diez futbolistas mejor pagados del planeta. Doce meses después desea volver a Brasil. Mientras, el Guangzhou Evergrande se encuentra inmerso en la Asian Champions League; un equipo que no escatima esfuerzos a la hora de fichar grandes celebridades: su entrenador es el italiano Marcelo Lippi. El conjunto chino competirá con el Al Ittihad saudí que dirige Raúl Caneda en los cuartos de final del máximo torneo asiático de clubes.
Hace un par de semanas Didier Drogba ponía rumbo a Shanghai. El delantero costamarfileño rompió la banca con un contrato infinito en ceros. Se unía al Shanghai Shengua de su antiguo compañero en el Chelsea Nicolas Anelka. El francés fue entrenador del equipo durante varias semanas, hasta que ficharon al técnico argentino Sergio Batista. También desde la Premier League llega al Guangzhou R&F otro delantero poderoso:Yakubu Aiyegbeni, procedente del Blackburn Rovers. Sus emolumentos se equiparan al de las grandes estrellas de los campeonatos europeos.
Inicialmente, la tendencia se orienta hacia futbolistas veteranos, con una carrera futbolística diversa. Porque, entre los nuevos fichajes de la Superliga China, se mezclan jugadores más modestos: Nano, Rafa Jordá y Rubén Suarez. Los tres juegan en elGuizhou Renhe, tras coincidir en el Levante. Proseguirán su carrera en un país que está protagonizando un crecimiento económico muy visible en el cambio de las infraestructuras y los modos de vida de mucha gente. Todo va muy deprisa en China, en una irresistible carrera por tener, por gastar; y el fútbol no es ajeno. En este contexto de cambio, las zonas rurales se vacían, apabulladas por el bullicio y las supuestas oportunidades que ofrecen las grandes urbes. Las inversiones que impulsaron los Juegos Olímpicos de Beijing se vuelcan ahora en el fútbol chino, cuyo impacto en el resto del mundo balompédico se presume imprevisible. José Antonio Camacho es desde hace varios meses el seleccionador de aquel país, cuyo principal cometido será vertebrar el balompié nacional para procurar participar en los torneos mayores y ser más competitivos.
Seydou Keita es el último futbolista ilustre en engrosar las filas del floreciente campeonato chino. El mediocampista malí jugará en el Dalian Aerbin con unos réditos económicos impensables. Su ejemplar carrera en Europa le ha llevado a firmar un contrato estelar. Sus actuaciones en el Lens le abrieron las puertas de la Liga española. Triunfó en el mejor Sevilla, como medio de impacto y largo alcance, para convertirse después en modélico ejemplo de profesional en el FC Barcelona. Es el antidivo; un desactivador de egos, por espíritu y comportamiento. El modelo de futbolista que tanto ponderó Pep Guardiola.
Keita nació en Bamako, capital de Malí, uno de los países más pobres del planeta. En 1999 fue designado mejor jugador del Mundial sub’20 de Nigeria, por delante del mismísimo Xavi Hernández. Seydou podía haber jugado con la selección francesa, al ostentar la doble nacionalidad, pero él siguió su camino natural. Al igual que Frederic Kanouté y Mahmadou Diarra. La Liga pierde a dos referentes humanos: Keita y Kanouté. El antiguo futbolista del Sevilla también jugará en China, en el Beijing Guoan. Atrás quedan las dudas que suscitaron su fichaje por el Sevilla. “No tiene gol” decían muchos. Kanouté es bastante más que gol: un futbolista inmenso que mejora de forma plástica todo lo que le rodea. Y remueve conciencias, como aquella vez que reivindicó los derechos de Palestina después de marcar un gol. Las autoridades futbolísticas le multaron por un gesto de humanidad.
Hombres pacientes, con mucha sabiduría, entran en contacto con la pelota en una cultura milenaria que mezcla tradición y pujanza. Curioso mestizaje en el horizonte lejano.
Naxari Altuna (periodista) 
@naxaltuna