Un virus tremendamente dañino se ha instalado en el planeta- foot. Lo abarca todo. Se ha producido una desconfiguración por medio de interferencias que intentan anular el juego, elevando el ánimo colectivo a un estado de excitación e histerismo insoportable. En esta eterna lucha por la hegemonía futbolística, se han desatado las hostilidades más peligrosas, insalubres para el propio fútbol y el reconocimiento de los valores.
El Real Madrid siempre vivió para ganar. El FC Barcelona, sobre todo de un tiempo a esta parte –lleva camino del cuarto de siglo- principalmente se preocupa de jugar para ganar. Un buen día encontró su credo particular, cuyos dictados están esculpidos con letras profundas en los cimientos de la Masía. Este proceso ha llevado muchos años de formación, trabajo y dedicación. En el fútbol, como en la vida, lo más difícil es crear una obra, mimarla contra viento y marea, para intentar mejorarla, adaptarla a los tiempos y seguir desarrollando la idea. Estropearla no cuesta tanto.
El club blaugrana vive una época de esplendor, con argumentos de mucho peso y sentido que emanan del juego: la esencia de todo este tinglado. Habrá días mejores o peores, temporadas más o menos brillantes, pero quizá la estabilidad y la verdadera fuerza de un modelo se advierte mejor y más claramente en la derrota. Si detrás de un revés hay algo reconocible el camino no será ciego. Saber por dónde y de qué manera transitar es la mejor manera de evitar el vacío. El camino siempre será reconocible. Esa semilla es imperecedera, siempre y cuándo no se destruya la obra.
El conjunto merengue sólo tiene un plan: ganar. Su actual presidente nunca habla del juego, aunque históricamente no fue así. El club despidió a Fabio Capello con una gran contradicción que crece por momentos: “ganar no es suficiente. Buscamos la excelencia”. Un buen día lanzó una proclama significativa: “los mejores jugadores del mundo tienen que jugar en el mejor club del mundo”. En los albores del siglo XXI llenó su equipo de Balones de Oro y ganó dos Copas de Europa, sacrificando después al entrenador que entrenó a ese grupo de estrellas, precisamente, por no ostentar ese aura. La autocomplacencia de los futbolistas terminó por devorar a su propio presidente. Vino otro mandatario, comenzó el carrusel de entrenadores, a cuál más dispar, y el desfile de futbolistas no cesaba. La falta de rigor y planificación derivó en un equipo repleto de medias puntas. A pesar de ello, ganaron un par de Ligas, más por fe –marca de la casa- que por juego.
El Barça cambió de timonel, pero manteniendo siempre intacta su hoja de ruta. La sensibilidad no se compra. Y ante semejante exhibición, su eterno rival se echó en brazos de un especialista. Un tipo exageradamente persuasivo. Capaz de convencer al madridismo de que un empate en casa ante el Barça, perdiendo prácticamente el título de Liga, era un triunfo. Luego llegó la final de Copa, revolucionada en su primera mitad, por el ímpetu de los blancos. Jose Mourinho convirtió a Pepe –central expeditivo e incontenible- en el eje de su plan: crear un cortocircuito en el organigrama culé. Al portugués le salió cara, como podía haberle salido cruz.
Y llegó la madre de todas las batallas. Fue una especie de veredicto anticipado del conjunto de la temporada. Un Barça mermado por las circunstancias, pero siempre reconocible en su juego, clavó una estaca en la divisoria del Bernabéu. Con once o uno menos, el Madrid se comportó de la misma manera. Su cicatería no va con su naturaleza ganadora, y menos en Chamartín, donde el conjunto merengue ha escrito páginas épicas en la Copa de Europa. En esta serie no se habla de fútbol. El Madrid fichó a un especialista que ha reducido la temporada a cuatro partidos, y a su hora de la verdad decide anular el talento. Ver maniatados a Xabi Alonso y Mesut Özil, observar los aspavientos despesperados de Cristiano Ronaldo, y ver otra vez a Pepe como protagonista da que pensar. El Madrid, probablemente con la plantilla más completa de su historia, le da la espalda al juego. Todo el ruido que rodea a este duelo fratricida sólo sirve para autoconvencerse de conspiraciones, alinear a la hinchada contra los fantasmas y adoptar un papel de víctima que nunca antes tuvo el Madrid. Lo peor de todo es que el Barça, en medio de la esquizofrenia general, ha entrado al trapo en algunas cuestiones que nada tienen que ver con el juego. Pero cuando del verde se trata… Dani Alves se mantuvo a raya y Pep Guardiola le invitó a Mourinho a jugar, pero el Madrid se agazapó, para desesperación de la hinchada. El Bernabéu, por momentos, calló por estupefacción.
Si se habla de agravios, conviene hacerlo sin tapujos. Enumerar todos y cada uno de ellos, en el transcurso de una trayectoria. Todo el mundo tiene algo en su debe que siempre intenta obviar, pero ahí está la memoria, ahí están los episodios gráficos. Y por encima de todo: el legado. En cualquier caso, el Madrid tiene opciones de clasificarse para la final de la Liga de Campeones. Jugando al fútbol, sin enredos ni gaitas. Pero a Mourinho le cuesta hablar de fútbol. Curiosamente, el hombre que ganó las dos últimas Copas de Europa con el Real Madrid desde el banquillo, Vicente del Bosque, despedido en su día por Florentino Pérez, tendrá que poner toda su bondad para destensar la cuerda que amenaza con romperse. Dentro de un año llega la Eurocopa. ¿Hablamos de fútbol?...
Naxari Altuna (periodista)
El Manchester United golea con el plan B sin despeinarse. El fútbol tiene muchas velocidades. Creo que han llegado a la final los dos mejores clubs. Curiosamente con los modelos más claros, en conducta futbolística, juego y solvencia. ¡Viva el fútbol!
Y tanto que se habla de los árbitros. ¿Alguien me podría explicar por qué les llaman trencillas?
Ya lo decía Valdano en su página de Marca (en la que alguna vez atizó a Mourinho); AL PRINCIPIO FUE EL BALON
Y digo yo, Y AL FINAL TAMBIEN.
PDT. el de Higuain NO es un gol Anulado. La jugada esta parada ANTES.
Pero aún así, tres supuestos:
1.- Si fuera falta de Piqué (que podía ser), se pita y punto.
2.- Si no se pita, es falta de libro de Ronaldo.
3.- Si hubiese visto la falta y hubiese dado ley de la ventaja -mal dada, en un caso así no hay ley de la ventaja posible- en la acción inmediata sigue habiendo falta de Ronaldo.
El autor del artículo (gran artículo por cierto) da varias claves vitales en torno a esto del balón y el pié.
Par mí, la más importante; EL LEGADO.
Todos lo grandes clubes mundiales, tarde o temprano (los ciclos son para todos) acaban ganando algo. El tema es como. Si, ganar es ganar, y al final en las vitrinas las copas no hablan del juego, pero...
Un club del descomunal tamaño del Real Madrid, no puede permitirse el lujo de aparecer tan pequeño en el juego. A merced TOTAL del planteamiento del rival. En este caso el MAXIMO RIVAL, para más ínri. Así puedes ganar, claro que si, pero en la historia, tu o tus triunfos quedaran mezclados con otros tantos, en una amalgama de ganadores "sin más".
Hay clubes, que por su historia, tamaño, tradición y sobre todo sus medios económicos, están obligados al menos a INTENTAR que sus señas de identidad se sustenten el el juego. En proponer FUTBOL. Luego ganar ya es otra cosa...
Cómo jugar es libre. Lo importante es competir bien. Cada uno con sus armas y su estilo. Menos mal que todo no es Barcelona y Real Madrid. ¿Habéis visto al Borussia Dortmund? Cómo juegan esos chavales. A mí me gusta el fútbol alemán.
Está claro que el Barcelona es lo ideal, ganar y dar espectáculo. Pero yo creo que lo que tiene que hacer un entrenador es jugar de la manera en la que conseguirá mejores resultados.
Saludos desde Ciempozuelos. Veo que por aquí se puede hablar de fútbol sin que la peña se meta contigo y esas cosas. Guapiiiiiisimamente. Lo del contrataque tiene patente chis. El juego de toda la vida del Atleti. Eso es innegociable. Así se vive y así se gana. Un blog chulo, si señor.
Hey, interesante debate. Por lo que intuyo, la mayoría de reflexiones escapan un poco a la posibilidad de ganar un partido, que muchas veces es un cara o cruz. Un título es un título, colega, pero y hay mil ejemplos por ahí de campeones sorpresa, jugando ya te digo yo a qué. Pero, sí, me parece reducir el debate demasiado al hecho de ganar un título sea como sea. Joder, si aquí todo dios ponía a parir a los equipos italianos y ahora también vale ganar así? Para mí, vale cualquier estilo. Pero prefiero ver a un equipo ganar con un juego que digas, hostia estos molan. Pero claro, si eres de un equipo pequeño y juega una final contra otro que es más grande, pues está claro. La Copa para nosotros.
Voy a exponer una hipotética final de champions. Un equipo juega a la defensiva y acaba ganando al otro equipo que ha hecho un juego espectacular y ha encajado un gol de contraataque. ¿Qué afición estará más contenta?
Yo creo que la que ha ganado.
Ya empieza lo de todos los años cuando pierden. Dicen que van a fichar a un turco que juega en Alemania. Me dice un colega que la mueve tela de bien. Pero si sigue el portugués, dónde lo va a meter. ¿En el Castilla? Si es tan bueno que nos lo dejen para el Rayito. Ese Rayito campeón.