Ningún atisbo de crear la mínima duda a los galgos blancos. Esperar para ser golpeados. Todos juntos, eso sí. Una de las grandes virtudes de una defensa formada por cinco unidades es la mayor gama de posibilidades para realizar salidas y coberturas, con un hombre libre; y, sobre todo, la opción de ser profundos partiendo de los laterales.
Hace tres años le pregunté a John Benjamin Toshack en una entrevista, por qué adoptó en su día la formula de tres centrales en la Real. “Los resultados no salían. Tenía muy buenos defensores en el fondo, veteranía, con Gorriz y Gajate como referentes. Reforzamos la línea de zagueros. Decidí retrasar a Larrañaga, como hombre libre, para cerrar mejor los espacios, salir jugando y aprovechar la profundidad de los laterales en ataque. Sobre todo la potencia de Luis Mari López Rekarte”, respondía el galés. Aquella organización de juego funcionó. Una disposición que fue adoptada también por el Valladolid de la época, con el chileno Vicente Cantatore; que, amén de los centrales, contaba con dos muy buenos laterales, jóvenes y profundos: Torrecilla y Juan Carlos.
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La Real volvió al camino por el que siempre transitó, después de perderse en la jungla del fútbol: dinero, fichajes absurdos, ruina. Lo pagó muy caro: con un deterioro por el desatino constante que, en la práctica, desnaturalizó la propia esencia del club, hasta convertirlo en uno más en la desesperada carrera de gastar para sobrevivir.
Hoy cuenta con diecisiete futbolistas nacidos de sus entrañas, con lo que ello significa en coherencia, identificación, cultura de club, valores y patrimonio. Con los fichajes se busca apuntalar la plantilla, aumentar la sana competencia, y, en muchos casos, complementar el aprendizaje de los canteranos rodeándolos de buenos futbolistas. Es el mejor camino para mejorar: rodearse de buenos futbolistas.
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Un gol sideral de Iñigo Martínez en el Benito Villamarín aparcó la destitución del entrenador, Philippe Montanier: la apuesta estructural del club, que implicaba un cambio de estilo y metodología en el trabajo diario. Salvado el match-ball ante el Betis, la Real encadenó siete jornadas sin perder en Liga hasta la apabullante derrota del pasado sábado contra el Atlético en Anoeta; trayectoria sólo empañada por el enorme borrón copero de Mallorca. Cuatro días después del descalabro ante el conjunto bermellón, el conjunto txuri-urdin ganó en Mestalla, algo que respaldaba la buena trayectoria de resultados en el campeonato de la regularidad.
Cuando se habla de la vigencia de un entrenador, el parámetro de medición suele ser el resultado, los resultados. Es lo evidente. Pero los dígitos son la consecuencia. Y, en el caso de la Real, el trámite para cosechar los resultados emitía señales positivas. Todo a partir de un reajuste en la medular (a pesar de la lesión de Asier Illarramendi), con la recuperación de Gorka Elustondo como mediocentro, el inestimable apoyo del capitán Mikel Aranburu (el futbolista más clarividente de la plantilla), y el trabajo del siempre intenso David Zurutuza. El equipo comenzaba a mostrar síntomas de equilibrio, con las bandas afiladas por mediación de Antoine Griezmann y Carlos Vela (ambos zurdos); para rematar el frente ofensivo con el móvil y participativo Imanol Agirretxe.
Ante Osasuna la Real jugó muy bien, refrendando sus buenas actuaciones coperas como local ante el Granada y el Mallorca. Sólo faltó el gol. El juego desplegado, en línea constante y al alza, invitaba al optimismo. Ya no se hablaba de ultimatums. El ambiente rezumaba tranquilidad, a pesar de la cercanía de los puestos de descenso. Los goles tenían que llegar, siempre como consecuencia.
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Conocía a Carlos Pouso de la época del Sestao River. Entonces, compaginaba su trabajo en un taller de componentes navales con la dirección técnica del conjunto verdinegro. Con él, futbolistas como Koikili y Toquero dieron el salto a Primera División. La SD Eibar le abrió las puertas del fútbol profesional. Carlos se dio de bruces con la realidad: la impaciencia, la presión del resultado, la proliferación mediática… Aquel mes de marzo, viendo que los resultados no marchaban, buscó lo mejor para el equipo: no pidió ningún fichaje; simplemente planteó el cambio de entrenador, siempre pensando en lo mejor para el club. Algo inusual. Se rompía así el anhelo de perdurar en el fútbol profesional.
Había perdido su cargo y no se pudo reincorporar al taller, porque la empresa en la que había trabajado durante toda su vida quebró unas semanas antes. Lunes y domingos al sol. Le ofrecieron volver al Sestao River, donde querían que fuera una especie de “Alex Ferguson” de las Llanas, pero, al borde de la cincuentena, decidió jugársela: ahora o nunca. “Habría sido lo más cómodo para mí. Quedarme en casa, con un contrato de larga duración”, en un sitio donde en su anterior etapa bajaron a Tercera, ¡¡¡y le renovaron el contrato!!! Volvieron a 2ªB la siguiente temporada, batiendo todos los récords posibles.
Quería crecer con nuevas experiencias; “deseaba ser entrenador”. Por eso se marchó a Guijuelo con 49 años. “Allí hice mi mili particular. Por primera vez en mi vida estaba fuera de casa, sin mi familia, y tuve que apechugar. Fue la mejor decisión que tomé nunca. Estaré eternamente agradecido a la gente de Guijuelo”.
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Al parecer, Philippe Montanier estaba en la calle con el 2-2. La Real necesita una excusa numérica para destituírle, y el resultado postrero invitaba a ello, pero Iñigo Martínez lo paró todo: el sentido, el tiempo… Disparando aún más la confusión. Un tema muy delicado. De consecuencias impredecibles, cualquiera que sea la decisión. Al final de la contienda, el presidente Jokin Aperribay cuestionaba la gestión de los partidos; pero, “en caliente no es oportuno tomar decisiones”, añadió. El hombre que lidera la institución desde la planta noble discute la gestión del entrenador que eligió en nombre del Consejo y su director deportivo; hablando por boca, quizá, de Lorenzo Juarros. Se colocan vendas para justificar un fichaje que interpretan hueco cuando se trata de competir, porque “estamos contentos con el trabajo que se está haciendo en Zubieta”, dice. Se trata de que el agua no llegue a la planta de arriba. ¿Y los jugadores cómo van a creer en el entrenador, cuando todo está encaminado a la destitución?
Full StoryEl modelo no se discute. El trabajo de formación, y su culminación con la llegada de jugadores al primer equipo, es la esencia de esta institución, su filosofía de base. Lo que más daño hace a un club tan especial es su falta de definición y coherencia en la secuencia de técnicos que llegan para elevar el nivel competitivo del equipo y dotarle de forma. ¿Qué forma? El fondo (filosofía, jugadores…) es conocido, pero tiene una forma reconocible la Real? Hablamos de cultura de juego. ¿Qué se busca en cada momento?
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Hace varias jornadas, la Real llegaba sin perder al Sánchez Pizjuán. Contuvo a su rival en la primera parte (0-0), sin emitir señal alguna en la otra portería, y alguien dijo, “nada tiene que ver con la pasada temporada. Trabajan a bloque, sin fisuras. Ofrecen más seguridad”. Pero se olvidaba del principal argumento: el balón.
Hace poco, Johann Cruyff comentaba que el fútbol es un juego de fallos. Evidentemente, quien más cartas tenga en sus manos más argumentos ostenta. Rara vez contará con mayor número ases en la manga aquél que ofrece más ventaja al adversario: balón, espacio, tiempo… Hasta que apareció el genio de la lámpara: Frédéric Kanoute. Su gol desatascó un partido áspero, donde la Real sólo tenía un plan: no encajar.
Comenzó la temporada con una idea básica: defensa de cuatro, un medio centro de referencia, dos interiores, otros dos abiertos en la línea exterior y un punta. Asier Illarramendi ha sido la principal novedad en el centro del campo realista, por dinamismo, desparpajo, y salida limpia. En Sevilla estuvo más tiempo en el banco que en el campo, pero el principal problema sobre un papel (los malos resultados) persistió estando él sobre el campo (Mallorca, Athletic). Luego, hay un problema de contexto.
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El cuarto penalti de Portugal era para Hélder Postiga, un delantero que había emigrado al Tottenham, procedente del Oporto. Totalizaba dos goles en toda la temporada. Habiendo fallado su lanzamiento Rui Costa, con las gradas del campo del Benfica impregnadas de pavor, a Postiga no se le ocurrió otra cosa que homenajear al gran Antonin Panenka. Lanzó el penalti al estilo que convirtió en mito al futbolista de la antigua Checoslovaquia. Postiga, simplemente Postiga.
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Parafraseando a Joan Manuel Serrat, es tiempo de locura en el fútbol. Jugadores de miniatura están tomando cuerpo en un medio que antaño les puso demasiadas barreras. Recuerdo, hace mucho tiempo, el coraje que mostró el diminuto Alain Giresse para abrirse camino por puro fútbol. Nuestros ojos lo agradecieron. ¿Se acuerdan del escocés Gordon Strachan? Primero en el Aberdeen, luego en el Manchester United y finalmente en el Leeds United campeón… Y entre tantos, añadiré otro por mera debilidad, menos conocido, pero divino futbolista: Ali Benarbia, el mago franco-argelino que hizo vibrar a las gentes de Martigues, Mónaco, Burdeos y París. Una delicia ofensiva. Evidentemente, Diego Armando Maradona queda en un lugar particular, dentro de este espectro de bajitos extraterrestres.
Full StoryPrimero fue el plan de saneamiento, en los albores del Mundial’82. Había que limpiar las maltrechas cuentas y remozar los estadios para la Copa del Mundo. Luego, llegaría la Ley de Sociedades Anónimas, como panacea a tanto desmán. Pero el resultado es indignante: el fútbol español debe 4.000 millones de euros. En el horizonte asoman acreedores de todos los colores.
La Liga de Fútbol Profesional (LFP), ente que engloba a la patronal, está indignada con la decisión del cuerpo que aglutina a los principales actores del negocio, léase Asociación de Fútbolistas (AFE). A los rectores de los clubes les parece injustificable que los futbolistas convoquen una huelga.
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Su forma de ganar no es una forma más, y ahí radica la evolución: hace ya décadas que no se recuerda un equipo como este Barca, que gana y te lo explica, que convierte finales de Copa de Europa en un puro trámite. Y es que encarnan un fútbol superior. Durante las dos ultimas décadas, los entrenadores con nuestra vanidad y las universidades con sus pulsómetros secuestramos el fútbol para que se pareciera a lo que nosotros sabíamos. Así, necesitábamos soldados obedientes para ejecutar nuestras ideas, para reducir al contrario, para garantizar el orden. Fue una época de un fútbol plano, chato, sin vuelo, sin juego. Un fútbol de cementerio, un juego con zombis. Xavi, Iniesta y Cesc devuelven el fútbol al pasado para ser modernos recogiendo el testigo de Platini, Falcao, Schuster, Sócrates, Hoddle, de un fútbol y de un talento siempre superior a cualquier idea de un entrenador.
Los cármenes de Granada, patios interiores de influencia árabe, despiertan risueños, rebosantes de hiedra y azalea. Todos los caminos llevan a la Alhambra, imponente fortaleza de sueños y cuentos de mil y una noches. Parada indispensable, antes de poner rumbo al gran patio comunitario, recinto de sentimientos frustrados durante décadas, que ahora celebra la vuelta de su equipo de fútbol a la máxima categoría. Los Cármenes rezuman aroma de Primera.
El Granada CF, equipo rojiblanco de líneas horizontales, vive una especie de sueño imposible: ha remontado dos categorías de forma consecutiva. Hace pocos años tenía que cargar con su aura maltrecha por los campos de la provincia, y la cruz que suponía, de repente, vivir a la sombra del Granada 74, el equipo que asomó en 2ª A tras comprar la plaza del Ciudad de Murcia.
Full StoryEs imposible entender lo que está haciendo la Real en los últimos días. Las informaciones que van saliendo dejan, a cada instante, en peor lugar a la institución. El club, o ha pecado de ingenuo, o piensa que los demás lo son. Después de palpar el malestar del presidente del Valenciennes, al haber negociado con su entrenador tres días antes de jugarse la supervivencia en la L1 (noticia desvelada por L’Equipe el pasado domingo), alguien deja caer que la Real no se reunió con Philippe Montanier en Paris, que el interlocutor era otro. Todo esto para apaciguar el enfado del presidente Francis Decourrière, y facilitar la salida de Montanier con dirección a la Real. Visto los acontecimientos, bastante hace el mandatario del Valenciennes en dejar salir a su entrenador, previo pago de 500.000 euros (El Levante le pide un millón de euros al Getafe para liberar a Luis García Plaza).
Montanier tiene contrato en vigor, y el fútbol bastante complejo y enrevesado es de por sí como para no tomarse en serio detalles como este. El propio entrenador francés anunció a su plantilla y cuerpo técnico nada más terminado el encuentro del domingo ante el Niza que tenía una oferta de la Liga española y quería cambiar de aires. Su presidente fue el último en enterarse. La Real y Montanier se han equivocado en esta historia al comenzar los acontecimientos por el final.
Full StoryQuizá a estas horas, cuando las palabras tomen acomodo, la Real tenga ya nuevo entrenador en la figura de Philippe Montanier. Un técnico francés, con una interesante progresión, muy considerado en el fútbol galo. Es el entrenador que quiere la Real, después de haber intentado fichar a Marcelo Bielsa. Pero Montanier no estaba solo en la lista de pretendientes. El club también había hablado con otros dos técnicos franceses: Paul Le Guen y Elie Baup. Ambos, con Marcelo Bielsa, tienen una cosa en común: son agentes libres. No tienen contrato con ninguna otra institución, por lo que disfrutan de total libertad para negociar su futuro sin rendir cuentas a nadie. No es el caso de Philippe Montanier. El técnico normando pertenece a la disciplina del Valenciennes, club de la L1, con el cuál tiene contrato hasta 2012. La situación es clara: la Real ha elegido a su entrenador para la próxima temporada, Philippe Montanier, pero no lo puede fichar hasta que llegue a un acuerdo con su actual equipo, el Valenciennes; y hasta que eso no ocurra el club txuri urdin no podrá formalizar la contratación de su nuevo técnico.
Full StoryEl Deportivo ha dejado huella. Es la sensación que deja tras veinte años de vaivenes por la Primera División. Nuestra generación nunca había visto al conjunto gallego en la máxima categoría hasta los primeros noventa. Los goles del Deportivo se habían acomodado en la Segunda, y cada vez que marcaba Traba, allá por los ochenta, el salto de categoría se presumía más cercano. Y llegó un día, de la mano del entrañable Arsenio, para resistir en primera instancia un salto nada fácil, y crecer más tarde por la senda del éxito. Futbolistas como Josu, Martín Lasarte, Sabin Bilbao, Santi Francés, Jon Aspiazu, Fran, José Ramón, auparon al conjunto coruñés a la Liga para convertirse en pocos años en el más grande de los pequeños.
Full Story“Goool de la Real, Goool de la Real…” gritaba la voz entrecortada de Josean Alkorta. Recuerdo el abrazo de los jugadores detrás de la portería de Castro, escenificando la explosión de un sentimiento desbordado. 15.000 incondicionales les acompañaban en las gradas en su día más grande. Porque fue un acontecimiento único, irrepetible, por la intensidad del momento y la dificultad de la empresa.
Ganaba el Sporting por la pericia de su peculiar mediocampista Mesa. Se agotaban los segundos y la angustia tomaba cuerpo, una vez más. Un año antes fue enorme la frustración al perder la Liga en el Sánchez Pizjuán. Entonces el verdugo se llamaba Bertoni, un internacional argentino que perforó la meta de Luis Arconada en dos ocasiones. Quebraba la increíble racha de 32 partidos sin perder, justo en la penúltima jornada liguera, en el campo del Sevilla, y aquel resultado facilitaba el título al Madrid. Un golpe duro.
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La batalla táctica del centro del campo se decidirá por el duelo Busquets-Özil y el acierto de la pareja Villa-Pedro
Después de protagonizar una inversión multimillonaria, habrá que preguntarse si lo único que puede hacer el Madrid, el equipo más caro del fútbol, para aspirar a derrotar al Barcelona es esperar a que este se equivoque y a dejar la hierba alta. El plan del Madrid es intentar hacer peor a su rival. Es lícito tratar de que el Barça no pueda hacer su juego, pero no está a la altura de la inversión realizada no mostrar señas de identidad propias y esperar que un saque de esquina, o una falta, le dé el éxito. Es de gran mérito fichar a los mejores del mundo para que se esfuercen en jugar tan mal... ¿Tanto gasto en fichajes para esto? Se supone que todo un Madrid con más de cien años de historia y nueve Copas de Europa debería hacer frente a sus desafíos con las armas propias de su pedigrí.
Con este plan, ¿qué futuro le espera al Madrid? ¿Qué le va a quedar después de Mourinho? Cruyff generó un estilo que ha puesto al Barça en situación de ganar. Critico que un club tan grande y con tantos medios se quede en eso. Claro que es lícito y razonable destruir por completo el planteamiento del rival, pero ¿el Madrid solo puede hacer esto?
Parece que no fue aquí. No debió de ser la selección española, y por ende el fútbol del Barça, la que se ha proclamado campeona del mundo al mismo tiempo que se convertía en la envidia y la admiración del planeta fútbol. Será por la misma razón que provocó que antes de la irrupción de los éxitos se reivindicaba con furor la vuelta de la furia, y debe ser por ello que se vive con tanta incomodidad con el nuevo estatus y el nuevo estilo.
Conviene no olvidar que todo esto lo trajo un holandés (no por azar) como Cruyff y pudo desarrollarse en el territorio de España más cercano a Europa. Será casualidad.
Se suele tildar de caverna a la voz de lo rancio, pero si del fútbol español hablamos, caverna y poder están en el mismo sitio y en amable armonía: ahora sabemos que Mou no fue fiel a sí mismo en la famosa manita, y que ha decidido volver a lo práctico para así acabar de una vez con el cuento catalán. La solución no es otra que la de siempre, y pasa por la seguridad que les produce medir a los futbolistas al peso, cuanto más grandes mejor, para acabar sentenciado con ignorante seguridad: «La solución pasa por Pepe de mediocentro».
Como el ciclo lunar, así transcurre la temporada de la Real. Arrancó en cuarto creciente, lució redonda y dichosa durante varios meses, y se durmió en los laureles.
Cuando el conjunto txuri-urdin volvió a Primera, lo hizo entre vítores y loas, como 43 años antes en Puertollano. Pero la temporada en Segunda fue muy sinuosa, con lagunas importantes en aspectos del juego. Sobre todo lejos de Anoeta. El equipo estuvo prácticamente una vuelta entera sin ganar a domicilio, y hasta cerrar virtualmente el ascenso en Cádiz, había que remontarse al último partido de la primera vuelta fuera de casa, en Balaídos, para recordar una victoria lejos de casa. En Vigo la Real ganó por la mínima a un equipo que disputó toda la segunda parte con diez jugadores, y un futbolista de la plantilla txuri-urdin reconocía que “nos han pasado por encima. Entraban por todas partes, sin manera de poder pararlos…”. Fue la tónica de la segunda vuelta, felizmente resuelta, pero con momentos de incertidumbre a la hora de enfilar la recta definitiva. Recuerdo aquel partido en Anoeta ante el Villarreal B, aclarado muy al final con un gol de Mikel González, y visualizo la cara de los dirigentes en el preciso instante que el colegiado pitó el final del encuentro. Luego llegaría la victoria en el Ramón de Carranza y el remate, en la penúltima jornada de Liga en Anoeta, ante elCelta. Fue una vuelta llena de aristas.
Full StoryEspaña, actual campeona de Europa y del Mundo, vive una curiosa contradicción. Una cosa es tener una brillante generación de futbolistas, que coinciden en el tiempo, con una idea futbolística implantada por un heterodoxo en Barcelona hace 23 años, y que con el tiempo ha terminado calando en técnicos que han recogido el guante. Ellos rompieron las cadenas y la vieja furia pasó a mejor vida. El talento se ha impuesto al régimen visceral, pero ahora el fútbol tiene una ardua tarea para poner el edificio en orden.
Todo el mundo mira a los resultados. Cuando se gana, cuando hay algo grande que celebrar, cuando desaparecen las penas, se olvida todo lo demás. Tradicionalmente el triunfo lo ha tapado todo; de la forma sólo se preocupaban los herejes. Ahora existe otra cultura; una cierta sensibilidad a la hora de repartir méritos. La gente disfruta con el fútbol, más allá de la victoria o la derrota. Uno se acuerda del discurso del viejo y entrañable Zdenek Zeman, el irreverente entrenador checo que ha vuelto al Foggia para intentar devolver la alegría a la gente. El fútbol no deja de ser un divertimento. España, la Liga española, ha alcanzado la excelencia futbolística, pero detrás del espectáculo, del comportamiento de los futbolistas, de la idea futbolística, hay una estructura organizativa ruinosa.
Full StoryEl fútbol nos sorprende cada día con episodios truculentos que exceden por mucho el sentido común. Gravita sobre el juego (por momenos reducido a mero episodio residual) un ruido ensordecedor que estremece el común de los sentidos.
Asistimos atónitos a ceremonias estridentes, palabras desafiantes, imágenes y gestos nada recomendables para la principal razón de ser de todo este berengenal: el juego.
Es recurrente jugar fuera de los límites del terreno de juego. En las ondas, en las páginas, en secuencias catódicas, buscando siempre sacar ventaja del momento. En las últimas horas la Real se ha visto inmersa en un episodio curioso, uno de tantos que acontecen desde hace tiempo en este mundo imposible de insonorizar. Uno de sus futbolistas, Diego Rivas, uno más de una extensa plantilla, con el vencimiento de su contrato a la vuelta de la esquina, anuncia “una oferta del Trabzonspor turco, que exige contestación inmediata”. Límite: “16.00 horas del miércoles 2 de febrero”. En una interpretación personal del futbolista, el mercado turco se cerraba en ese instante, y en sus palabras, tenía sobre la mesa una suculenta oferta del conjunto de Trebisonda… Quien más quien menos se soliviantó por la posible pérdida del medio-centro defensivo, cuya continuidad en la Real es tema de debate permanente, con disparidad de criterios en los diferentes medios de comunicación
Full StoryFue un goleador entrañable. Emblemático. Jugó cuatro Mundiales: quedó segundo, tercero y cuarto. Dieciocho años en su equipo de toda la vida: Hamburger Sport-Veirin. Hablamos de Uwe Seeler, el simpático goleador alemán que durante buena parte de tres décadas (50, 60, 70), rompió redes en medio mundo. Carismático como pocos y fiel a su equipo de toda la vida. Más de 400 goles al servicio del Hamburgo. En 1972, año de su retirada, fue nombrado capitán honorífico de la selección alemana, distinción que comparte con futbolistas de la talla de Fritz Walter, Franz Beckenbauer y Löthar Matthaus. Es el goleador alemán por antonomasia, tras el indiscutible Gerd Müller.
Fue un goleador demoledor. Terrible. Ganó la Eurocopa de 1980 con Alemania (aquella que catapultó a un jovencísimo Bernd Schuster), marcando los dos tantos de la final ante Bélgica. Le recuerdo, un par de años después, desatado, dando saltos de alegría en el Sánchez Pizjuán, tras marcar el penalti definitivo ante Francia, en una semifinal inolvidable por su desarrollo y desenlace. Sí, aquel partido del Mundial’82, el de la brutal falta de Schumacher sobre Battiston; el de la exhibición de Francia y el coraje germano. Cuando Alemania forzó los penaltis (con un 3-1 desfavorable en la prórroga) los teutones consagraron su leyenda. Y no podía ser otro que el gigantón Horst Hrubesch quien rubricara el pase a la final, superando desde los once metros a Jean-Luc Ettori.
Full StoryTermina la primera vuelta con otra exhibición de forma y superioridad del FC Barcelona. Imagino a los chicos de Pep Guardiola anoche, durmiendo a pierna suelta, con el subconsciente dirigido a recuperar la pelota. Como no podía ser de otra manera, Barcelona y Real Madrid se retroalimentan en su eterna pelea por ganar y ser el mejor, pero el conjunto blaugrana añade un elemento más: juega como nunca. Arrollador en forma y números. Pulveriza todos los registros a base de goles, y convierte el fútbol en un ejercicio que trasciende los dígitos. Tiene a Messi con 18 tantos, pero sobre todo tiene en el argentino al pasador definitivo más prolífico del campeonato. Difícilmente se puede reunir tanto talento por metro cuadrado en una misma parcela. De lo poco copiable de este equipo es su talante competidor: el hambre de seguir creciendo. Eso, de forma organizada y con tanta precisión, no tiene precio. El actual Madrid es el mejor acicate para seguir agrandando su leyenda.
Full StoryLlovió oro. Cayó del cielo, sin darnos cuenta, en un rincón de Rosario (Argentina). Allí, al sur de la provincia de Santa Fé, conviven dos clásicos del fútbol argentino: Rosario Central y Newell’s Old Boys; allí, donde nació un grande de la escritura, Fontanarrosa, artista de la carcajada e incondicional de Central.
En el 87 Diego Armando Maradona llevó al éxtasis a la región italiana de la Campania. La ciudad de Nápoles le rinde eterno tributo por el primer Scudetto de su historia. Algo impensable. También llovió oro en el sur de Italia en honor a Maradona. Zurdo siempre fue sinónimo de talento: futbolista especial. El año que Maradona encarnó a San Gennaro, patrón de Nápoles, nacía en Rosario Lionel Messi, un ser diminuto bañado en oro.
La llevaba pegada al pie (más bien a la tibia, por lo menudo de su cuerpecillo), como Diego. Era tan pequeño que Argentina lo perdió de vista por una cuestión vital: necesitaba crecer. Y nada mejor que Barcelona, la Masía, para crecer y hacerse grande con la pelota pegada a su ingenio.
El fútbol, como la vida, tiene infinidad de vericuetos. Curiosamente, se hablaba de Víctor Vázquez como el mejor de su generación (la del 87). El mediocampista juega en el segundo equipo del Barça a las órdenes de Luis Enrique. Una gravísima lesión de rodilla ha condicionado su carrera; mientras, Cesc Fábregas, Gerard Piqué y Leo Messi, sus compañeros de camada, tocan el cielo.
Full StoryUn gran equipo se puede armar de diferentes maneras. La historia y los recursos económicos marcan el nivel de exigencia externa. El tiempo es un valor incalculable. La tranquilidad no está reñida con la exigencia; y cuando se trabaja con paciencia y responsabilidad, cuando hay un método definido más allá de los resultados, si la materia prima es buena, los resultados llegan. El Madrid y su entorno sólo recelan del Barça; el resto no parece merecer su consideración. Pero un escalón más abajo, en el entresuelo, se ha desatado una especie de fiebre que amenaza con dejar pálido al conjunto blanco. El Barça salió indemne hace un par de meses; fue inmune gracias a las genialidades de Messi. El argentino ofició de antivirus.
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FC Barcelona y Real Madrid polarizan el medio balompédico. Algunos viven bajo la alargada sombra de los más grandes, y muchos más en la penumbra más absoluta.
Las variables de este deporte, su imprevisibilidad, hacen perder la perspectiva por mor de un puñado de gloria. Un negocio ruinoso para la mayoría, teniendo en cuenta la inercia de gastar mucho más de lo producido. La Primera división soporta el eterno desfase gracias a los derechos audiovisuales, sin prever una posible pérdida de categoría y todo lo que ello supone; debido a los grandes contratos de Primera y la duración de los mismos. Algunos están escaldados y aplican políticas de austeridad, para regenerase y desandar caminos que les llevaron al caos. Sporting de Gijón y Real Sociedad purgaron sus errores en la Ley Concursal; el Mallorca está inmerso en el Concurso de Acreedores. El Zaragoza es colista de Primera y no puede cometer la locura del pasado invierno cuando, presa de la angustia, cambió medio equipo a mitad de competición. Su deuda supera los cien millones de euros.
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Bela Guttman fue un entrenador húngaro que alcanzó la cúspide entre los años 50-60. Llegó a la cima en Portugal haciendo campeón de Europa al SL Benfica. Tras la marcha de Guttman, el conjunto encarnado no volvió a ganar el máximo cetro continental, ¡Y ha jugado varias finales desde entonces! El técnico magiar no se marchó de forma amistosa, más bien todo lo contrario, y lanzó una profecía que pasados los años se está cumpliendo: “El Benfica jamás volverá a ganar la Copa de Europa”.
Ayer escuché unas declaraciones de Bernd Schuster cuando era entrenador del Real Madrid, en las que se refería a la imposibilidad de ganar al FC Barcelona en el Camp Nou. Aquellas palabras fueron la espoleta definitiva para su despido del conjunto blanco. El tiempo parece haberle dado la razón, y sus palabras van adquiriendo trazo de profecía. Son historias curiosas de los grandes equipos que guarda con celo el gran libro del balompié.
Full StoryÍbamos caminando por el barrio Alto de Lisboa, cuando, de repente, el balón atrapó nuestra mirada. Los ojos se dirigieron hacia la vieja fachada, donde rezaba: A Bola; mítico diario deportivo portugués, testigo de mil y una hazañas desportivas del país luso, con sus hojas impregnadas de fado. Era verano de 2004. Un par de días después, el nuevo estadio del Sporting CP, José Alvalade, iba a acoger un partido decisivo para el futuro de Portugal y España en la Eurocopa. Ese era uno de los motivos de nuestra visita al prestigioso periódico. Buscábamos a su director, Joao Bonzinho, para hablar del partido; conversar sobre fútbol y de los distintos aspectos culturales que envolvían al choque ibérico.
Nos abrieron las puertas con suma amabilidad. En un momento de la entrevista le pregunté sobre la particularidad del carácter porteño, a la hora de resaltar las virtudes del Oporto y sus gentes, campeones de Europa ese mismo año. Era una excusa para hablar del entrenador que dio gloria a los Dragoes: José Mourinho. Se le iluminaron los ojos al periodista. “Es el melhor treinador del mundo. Sin ninguna dúvida”, decía con marcada pasión, en una mezcla inteligible de portugués y español. Hablaba de Mourinho con palabras de trazo grueso; con adjetivos rotundos y esculpidos a conciencia. Recuerdo muy bien aquella charla. “Capello, Lippi, Ferguson… puede haber grandes entrenadores por ahí. Pero como Mourinho, ninguno. Tiene una gran pasión por mejorar cada día, por ganar. Es insaciable”.
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Dieciocho valientes arrancaron la Liga española de Primera división a finales de agosto. El mapa, a priori, presentaba tres líneas fronterizas que marcaban territorio. En el primero hay oro, y los dos inquilinos que se disputan el reino no están dispuestos a compartir absolutamente nada. En el segundo hay algo de plata y bronce; menos abundancia y más pretendientes: cerca de media docena, ni más ni menos. El resto, podríamos hablar de una docena, quisieran brindar en copas de plata; incluso se conformarían con un puñado de bronce, pero no quieren ver ni en pintura la hojalata. Tres de ellos se perderán en el camino y tendrán que cargar con toneladas de chapa y mucha resignación.
Full StoryGRANDES LIGAS EUROPEAS
El ganador será premiado con un iPad (WI-FI - 16 GB)
*Una vez finalizada la competición y confirmados los ganadores, nos pondremos en contacto vía e-mail para proceder al envío de los premios.
LIGAS: LFP, CALCIO, PREMIER y CHAMPIONS LEAGUE
Los ganadores de cada JUEGO serán premiados, con un iPod nano (8 GB)
*Una vez finalizada la competición y confirmados los ganadores, nos pondremos en contacto vía e-mail para proceder al envío de los premios.