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Islandia: el volcán futbolístico

Islandia: el volcán futbolístico
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Image07-sept-2015

 

 

Aquel día, en Tallin, Arnór abandonaba el terreno de juego con la sensación de que algo histórico estaba sucediendo. Pero, la felicidad no era completa. Él quería jugar junto a Eidur, diecisiete años más joven. Es la diferencia de edad que separa a los Gudjohnsen, padre e hijo. El apellido más célebre del balompié islandés.

 

   Arnór Gudjohnsen había dejado su impronta en Bélgica, defendiendo los colores del Sporting Lokeren y el Arderlecht. En 1980 se enfrentó con los primeros a la Real Sociedad en octavos de final de la Copa de la UEFA. El Lokeren tenía una delantera impensable en los tiempos que corren: Gregorz Lato, Preben Elkjaer Larsen y ArnórGudjohnsen. El primero era la estrella de Polonia, una extraordinaria selección; el segundo comenzaba una brillante carrera, formando parte de la Dinamarca más cautivadora; y el tercero era una especie de nota exótica, porque apenas había noticias del fútbol  islandés.

 

   El siguiente guiño de aquel misterioso país llegó en septiembre de 1982, cuando un equipo islandés se cruzó en primera ronda de la Copa de Europa con la propia Real: era el Vikingur de Reykjavyk. Resultaban simpáticos desde la sonoridad de sus apellidos. Todos sonaban igual.

   Un día, en el viejo álbum de cromos, asomó un rubio, raudo como una centella. Lo había fichado el Hércules. Pétar Petursson tuvo el honor de jugar junto a Mario Alberto Kempes, otro gran mito asociado de alguna manera al fútbol islandés.

 

   Desde Bélgica llegaría a la Liga, bastantes años después, un fino estilista procedente del Genk: Thordur Gudjonsson. Había ganado el campeonato belga con el conjunto de Limburgo, pero apenas jugó un puñado de partidos con la UD Las Palmas. Para entonces, la Bundesliga tenía entre sus notables al centrocampista Eyjólfur Sverrison, campeón de la Bundesliga con el Stuttgart en 1992; a la estela de un emblema del club, Ásgeir Sigurvinsson, que también se alzó con la ensaladera en la temporada 1983/84. Anteriormente fue referente del Standard de Lieja y jugó durante diecisiete años en la selección absoluta de su país.

 

   Otro caso excepcional es el de Herrman Hreidarsson, un futbolista que militó durante quince temporadas en diversos equipos ingleses, hasta que volvió a casa hace tres años.

 

   Eran de los contados futbolistas islandeses que tenían notoriedad  fuera de su país, más proclive a otro tipo de actividades. La localización geográfica, su peculiar orografía, y los rigores de la climatología, invitaban más a practicar los deportes en sala. Pero, aquellos jugadores que un día salieron a buscar fortuna lejos de la isla comenzaron a poner los cimientos del futuro.

 

   El testigo pasaba de mano en mano, cada vez con mejores argumentos, en un lugar donde la tierra late. Allí, modestos campos se abren paso entre volcanes que moldean el piso y pintan el paisaje. Hafnarfjordur, Valur, Keflavik, Stjarnan, Akranes, Breidablik… son alguno de los doce clubs que conforman la máxima categoría del futbol islandés. Este año tampoco tendrán representación en los torneos europeos, porque todos los equipos del país han quedado eliminados en la fase previa de la Champions y la Europa League.

 

   El éxodo de futbolistas islandeses fue en aumento con el paso del tiempo, preferentemente a las islas británicas, donde llegó un buen día Eidur Gudjohnsen, el hijo de Arnór. Su eclosión en el Chelsea le catapultó al FC Barcelona, para volver más tarde a la Premier League convertido en campeón de Europa. A punto de cumplir 37 años, se ha embarcado en la aventura china, tras su paso por el Bolton Wanderers. Y sigue defendiendo la elástica de la selección, 19 años después de recoger el testigo de manos de su padre en Estonia.

 

   ImageEidur Gudjohnsen fue uno de los protagonistas del histórico triunfo de Islandia en Amsterdam hace unos días. Saltó al terreno de juego en la segunda mitad en sustitución del delantero del Nantes Kolbeinn Sightórsson. Cuando debutó en la selección absoluta en 1996, padre e hijo albergaban la ilusión de jugar juntos, pero esa posibilidad se vino abajo cuando poco después Eidur se lesionaba de gravedad y Arnór decidió poner fin a su carrera internacional.

 

   Arnór Gudjhonsen coleccionaba varios sinsabores en su carrera. No pudo convertir el penalty que decidió la suerte de la final de la Copa de la UEFA en 1984. Entonces defendía los colores del Anderlecht. Finalmente, el Tottenham se llevaría el título desde los once metros, y ése era su peor recuerdo como futbolista. La lesión de Eidur, que imposibilitó verles juntos sobre el césped en la selección, fue otro golpe duro. Pero, casi dos décadas después, con su hijo apurando sus últimos días en la selección, uno de los grandes estandarte del fútbol islandés ve colmado un viejo sueño que en su día parecía imposible: Islandia disputará la fase final de la Eurocopa por primera vez.

 

   La pequeña isla cuenta con poco más de 300.000 habitantes. En 2008 sufrieron un colapso financiero que les llevó a la bancarrota, pero se levantaron con la tenacidad que heredaron en esa tierra tan viva, cambiante, con largos inviernos en penumbra y veranos de gran luminosidad y belleza. Los recortes no mermaron el crecimiento formativo y de infraestructuras del fútbol islandés. En este sentido, se consideran fundamentales para el crecimiento futbolístico las academias con entrenadores instruídos dentro del plan de desarrollo puesto en marcha por la federación (KSÍ), de la mano del director deportivo y maestro de entrenadores Siggi Eyjólfsson, que ocupó el cargo entre 2002 y 2014. En ese lapso de tiempo, las estructuras en forma de instalaciones han mejorado ostensiblemente, y la cualificación de los entrenadores/educadores ha ayudado en la mejora de la formación. Eyjólfsson tenía tras de sí una dilatada carrera profesional como delantero en Bélgica e Inglaterra. Y fue seleccionador del equipo femenino de Islandia entre 2007 y 2013.

 

   ImageUn punto le faltaba a Islandia para alcanzar el logro futbolístico más grande de su historia. Tras ganar en Amsterdam, recibía en Reykjavík a Khazhastan, y la fiesta estalló a partir del 0-0 final. Los 9.500 espectadores que abarrotaban el estadio Laugardalsvöllur festejaron por todo lo alto la hazaña deportiva de su selección, jolgorio que se propagó por toda la isla y diferentes partes del mundo.

 

   A título personal, ha sobresalido dentro del grupo el centrocampista del Swansea Gylfi Sigurdsson, autor de los tres tantos que han servido para derrotar a los Países Bajos en los dos partidos del grupo. Sus compañeros están repartidos entre las diferentes ligas escandinavas, Inglaterra y otros campeonatos de menor entidad. También es parte de este éxito Alfred Finnbogason, delantero del Olympiacos a préstamo por la Real, que en los últimos meses se ha visto relegado al banquillo.

 

   El seleccionador sueco Lars Lagerbäck, con su ayudante, el islandés Heimir Hallgrímsson, metió a Islandia en la repesca de clasificación para el Mundial de Brasil. Entonces cayeron a doble partido ante Croacia. Ahora, llegan a la Eurocopa de Francia de forma directa, habiendo superado a la República Checa, Holanda y Turquía. Y en el país galo estará el próximo verano, entre otros, Eidur Gudjohnsen para cerrar el círculo que veinte años atrás abrió su padre, Arnór, cuando le señaló el camino.   

 

 

 

                                                                                           Naxari Altuna (periodista)  Image  @naxaltuna



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