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El refugio del fútbol
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27_04-2017
Hace ochenta años huyeron de las bombas y el eco de las sirenas que anunciaban destrucción. Familias enteras, desgarradas, zarparon buscando un futuro. La luz periférica del faro marcó su destino. Un@s atracaron en América, otr@s al este de Europa, y más cerca, hubo quien desembarcó en Francia. El puerto de La Rochelle acogió a cientos, miles de refugiad@s de la Guerra Civil.
Algun@s se significaron en la actividad deportiva, plataforma que sirvió para reivindicar su origen. Aquello era como una terapia. No resultaba sencillo rememorarlo en familia. El silencio y los recuerdos hablaban por ell@s. La memoria.
Claude Arribas fue un modesto futbolista de origen vasco. Su familia se instaló en Loira y él siguió los pasos de su padre, José: un bilbaíno que zarpó de Bilbao en 1937 junto a su madre y hermana, escapando de la barbarie. El hijo futbolista reconocía un día que rehuían hablar de ello. Sólo querían reconstruir su vida.
José Arribas se esmeró en varios oficios. Jugaba al fútbol como aficionado, pero se significó en tareas técnicas. De primera categoría. Fue uno de los más grandes, por su obra y legado. Con la ayuda de un amigo llegó a oídos del presidente del FC Nantes, que lo hizo llamar. José superó la prueba. Se hizo con las riendas del equipo en Segunda, y el trayecto entre la derrota por 10-2 ante el Boulogne y los títulos cosechados marcaron la historia del fútbol francés .
José Arribas creó una cultura de juego que hoy en día perdura en la memoria de los viejos aficionados. Ganó ligas, copas, y se paseó por Europa con un estilo inconfundible. Marca de la casa. Hoy, todavía, suena con nostalgia el eco de los pases en el centro de entrenamiento de La Jonelière, que lleva su nombre.
De Gondet a Muller, de Simon a Michel y Amisse. Dos de sus discípulos siguieron los pasos del maestro como entrenadores de etiqueta: Jean-Claude Suaudeau y Raynald Denoueix. José pudo entrenar al FC Barcelona en los sesenta, pero su compromiso con los canaris lo mantuvo firme a orillas del Erdre.
Aquellos años, el fútbol ávido de frescura miraba a Liverpool y Nantes. Bill Shankly y José Arribas eran dos de los grandes referentes del balompié. Passing game y jeu à la nantaise. La irrupción de la selección francesa a finales de los setenta y principios de los ochenta sedujo por su aire nantaise. El Nantes, de la mano de Arribas, acuñó aquello de gagner avec la manière, divisa que tiene peso y mucho valor en el fútbol francés.
Hace ocho décadas escucharon la sirena y rompieron amarras. Para escribir su propia historia.
Naxari Altuna (periodista) 
@naxaltuna