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Conclusiones y coyunturas
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Dieciocho valientes arrancaron la Liga española de Primera división a finales de agosto. El mapa, a priori, presentaba tres líneas fronterizas que marcaban territorio. En el primero hay oro, y los dos inquilinos que se disputan el reino no están dispuestos a compartir absolutamente nada. En el segundo hay algo de plata y bronce; menos abundancia y más pretendientes: cerca de media docena, ni más ni menos. El resto, podríamos hablar de una docena, quisieran brindar en copas de plata; incluso se conformarían con un puñado de bronce, pero no quieren ver ni en pintura la hojalata. Tres de ellos se perderán en el camino y tendrán que cargar con toneladas de chapa y mucha resignación.
Antes, de cuando en cuando, se colaba algún intruso en el reino del oro y los soñadores celebraban con algarabía la grandeza de tamaña conquista. Pero eso parece cosa de otro tiempo. Cuando se permite a dos regimientos competir con una deuda de 400 millones de euros, y además, pueden romper el mercado con fichajes inaccesibes, el resultado es el siguiente: dos gigantes con armamento pesado y una tribu de castas, con mayor o menor talento e ingenio, para medirse entre ellos.
El Valencia comenzó la temporada embalado. Su presidente se quejó amargamente por vivir a la sombra de los ilustres. En vísperas de jugar ante el FC Barcelona, el entrenador Unai Emery lanzaba un desafío a los habitantes de las tierras opulentas. Su osadía y predisposición le dieron para aguantar un asalto, donde el factor sorpresa y la valentía sorprendieron a un rival que se encontró maniatado. Pero cuando en el descanso bajaron al almacén y revisaron el arsenal, pasaron por encima del irreverente. Es una batalla de desgaste físico y psicológico.
El pasado sábado se vieron los mismos síntomas en Alicante. El Hércules, con un equipo más que apañado, le buscó las cosquillas al Real Madrid en la primera parte, y eso no le hizo ninguna gracia. En la caseta se encargaron de afilar los tacos, mientras el Hércules andaba justito de oxígeno para acometer el tramo más complicado de la gran montaña blanca. Terminó el partido como se intuía y el guión se trasladó al Camp Nou. Allí, el Sevilla, otro de los, a priori, nominados para plantar cara a los ilustres, sucumbió sin remisión. En vez de oro se llevó un rosco a su casa.
En Villarreal también andaban molestos porque las huestes mediáticas sólo tienen ojos para los dos más grandes. En eso tienen toda la razón los castellonenses. Todos están en la misma Liga, que no en la misma onda, y sin los dieciocho valientes no hay película. Los actores de reparto son imprescindibles. A veces lucen más y despiertan mayor simpatía que las grandes estrellas. El próximo domingo se juega el derby madrileño en el Bernabéu. Hagan apuestas, señores.
¿Se puede disfrutar con una (ir)realidad inalcanzable para el resto de equipos? Cómo se puede convertir lo inalcanzable en posible? Ayer leí una entrevista al nuevo presidente de la AFE Luis Rubiales. Decía que no se pueden imponer topes salariales; que el camino debiera ser manejar unos presupuestos coherentes, ajustándose a la realidad de los gastos e ingresos. Una perogrullada que no se lleva a cabo. Ahora entra más dinero que nunca a las arcas de los dos más poderosos por los derechos televisivos. Pero siguen teniendo una deuda abismal, compiten con presupuestos entre cuatro y veinte veces menores, y siguen planeando el siguiente gran fichaje.
El duelo del último fin de semana de noviembre entre los dos ilustres paralizará el mundo. Será un espectáculo de primer orden. Pero ese no es el reflejo ni la realidad de la Liga española, donde compiten equipos que se refuerzan sin gastar un euro, porque ellos también vivieron fuera de la realidad. Pero las consecuencias son diferentes.
Nuestras miras son más cortas. La Real ganó por fin fuera de casa en un buen partido y su cuota de puntos es estimable. El triunfo le debe dar alas para jugar con mayor naturalidad. Joseba Llorente es un valor añadido para activar almas quebradizas. Goles, golazos diría yo, y grinta (que dirían los italianos). Se viene un derbi bonito en unas pocas semanas. Porque el Athletic sigue su hoja de ruta, la misma de siempre.
El fútbol es curioso. Ayer había más de un entrenador en el disparadero. Sus equipos salieron airosos y dejan de estar en la picota por unas horas. Hasta nueva orden. La ecuación es histérica: un resultado=grandes conclusiones.
Naxari Altuna (periodista) 