El caso que nos ocupa recuerda a Mauro Silva, por muchos motivos: procedencia, posición, influencia, bondad… El antiguo mediocampista brasileño del Deportivo llegó en 1992 a la Liga, procedente del modesto Bragantino. Colaboró de forma decisiva en el crecimiento de un equipo que había pasado muchos años encerrado en el cofre de plata. El mediocentro, metrónomo audaz, contagiaba naturalidad y sencillez; impartiendo sabiduría, sin presumir por ello, para liderar desde el eje del campo la edad de oro del once blanquiazul. Mauro Silva fue el faro de las ilusiones sobre el terreno durante 13 temporadas. Su huella se convirtió en línea a seguir. Un legado incomparable. Hablamos de un campeón del Mundo que alcanzó cosas mucho más importantes en el fútbol: el respeto y el cariño incondicional de la gente.
Que alguien consiga retrotraernos a la figura del gran cerebro deportivista debe ser motivo de celebración. Marcos Senna cumplió diez años en el Villarreal el pasado sábado; dos lustros de ejemplo diario: de ser, estar, respetar, aprender, compartir, competir, asumir, guiar, impartir… Elemento indisociable del fulgurante crecimiento que conoció el conjunto castellonense: desde la Intertoto, pasando por las semifinales de la Copa de la UEFA y la Champions, hasta la caída a una categoría menor. Indiscutible en la consecución de la Eurocopa’08 por parte de la selección española desde su posición estratégica, como futbolista nacionalizado.
Marcó en campos como Da Luz, mostrando todo su repertorio en las plazas más reconocidas del Viejo Continente. Ahora su fútbol discurre por los campos de Segunda, con las mismas intenciones de siempre: las mejores. No quedan muchos compañeros de los días gloriosos, pero él sigue dibujando los pasos del equipo, a sus 36 años. Futbolistas como Marcos Senna, el propio Mauro Silva, Juan Carlos Valerón (de vuelta a Primera), Mikel Aranburu (recién retirado), y muchos no tan reconocidos, hacen más reconocible y amable el mundo del fútbol. Son espejos en un medio tantas veces sujeto a los aspavientos y la confusión.
Naxari Altuna (periodista) @naxaltuna