Su forma de ganar no es una forma más, y ahí radica la evolución: hace ya décadas que no se recuerda un equipo como este Barca, que gana y te lo explica, que convierte finales de Copa de Europa en un puro trámite. Y es que encarnan un fútbol superior. Durante las dos ultimas décadas, los entrenadores con nuestra vanidad y las universidades con sus pulsómetros secuestramos el fútbol para que se pareciera a lo que nosotros sabíamos. Así, necesitábamos soldados obedientes para ejecutar nuestras ideas, para reducir al contrario, para garantizar el orden. Fue una época de un fútbol plano, chato, sin vuelo, sin juego. Un fútbol de cementerio, un juego con zombis. Xavi, Iniesta y Cesc devuelven el fútbol al pasado para ser modernos recogiendo el testigo de Platini, Falcao, Schuster, Sócrates, Hoddle, de un fútbol y de un talento siempre superior a cualquier idea de un entrenador.
La batalla táctica del centro del campo se decidirá por el duelo Busquets-Özil y el acierto de la pareja Villa-Pedro
Después de protagonizar una inversión multimillonaria, habrá que preguntarse si lo único que puede hacer el Madrid, el equipo más caro del fútbol, para aspirar a derrotar al Barcelona es esperar a que este se equivoque y a dejar la hierba alta. El plan del Madrid es intentar hacer peor a su rival. Es lícito tratar de que el Barça no pueda hacer su juego, pero no está a la altura de la inversión realizada no mostrar señas de identidad propias y esperar que un saque de esquina, o una falta, le dé el éxito. Es de gran mérito fichar a los mejores del mundo para que se esfuercen en jugar tan mal... ¿Tanto gasto en fichajes para esto? Se supone que todo un Madrid con más de cien años de historia y nueve Copas de Europa debería hacer frente a sus desafíos con las armas propias de su pedigrí.
Con este plan, ¿qué futuro le espera al Madrid? ¿Qué le va a quedar después de Mourinho? Cruyff generó un estilo que ha puesto al Barça en situación de ganar. Critico que un club tan grande y con tantos medios se quede en eso. Claro que es lícito y razonable destruir por completo el planteamiento del rival, pero ¿el Madrid solo puede hacer esto?
Parece que no fue aquí. No debió de ser la selección española, y por ende el fútbol del Barça, la que se ha proclamado campeona del mundo al mismo tiempo que se convertía en la envidia y la admiración del planeta fútbol. Será por la misma razón que provocó que antes de la irrupción de los éxitos se reivindicaba con furor la vuelta de la furia, y debe ser por ello que se vive con tanta incomodidad con el nuevo estatus y el nuevo estilo.
Conviene no olvidar que todo esto lo trajo un holandés (no por azar) como Cruyff y pudo desarrollarse en el territorio de España más cercano a Europa. Será casualidad.
Se suele tildar de caverna a la voz de lo rancio, pero si del fútbol español hablamos, caverna y poder están en el mismo sitio y en amable armonía: ahora sabemos que Mou no fue fiel a sí mismo en la famosa manita, y que ha decidido volver a lo práctico para así acabar de una vez con el cuento catalán. La solución no es otra que la de siempre, y pasa por la seguridad que les produce medir a los futbolistas al peso, cuanto más grandes mejor, para acabar sentenciado con ignorante seguridad: «La solución pasa por Pepe de mediocentro».