Rachid Mekhloufi y sus compatriotas futbolistas abandonaron Francia una noche de 1958. Lo hicieron por la puerta de atrás, de forma clandestina. Al poco de trascender la noticia fueron tildados de traidores por los dominios del hexágono. Mekhloufi y sus compañeros no se sentían franceses. Llevaban una vida cómoda en la metrópoli, eran ídolos de masas, pero no vivían felices. Sus raíces estaban en otra parte. Durante mucho tiempo se habían plegado al canto del gallo, hasta que decidieron poner tierra de por medio.
El punto de encuentro fue Saint-Etienne. Mekhloufi era el estandarte de Les Verts, el club francés que tomaría el relevo de las grandes hazañas del Stade Reims. “Aquellos futbolistas eran los Platini o Zidane de la época”, apostilló un día el periodista francés Jacques Vendroux. Rachid Mekhloufi funcionaba como faro; campeón del Mundo con el equipo militar francés en 1957. Cuando le propusieron tomar la pelota y volver a la tierra de sus padres, cerró los ojos, para lanzarse seguidamente a un viaje apasionante. “Cuando escuchábamos el himno de Argelia sentíamos algo muy profundo. Aquello era otra cosa”, confesaba Mekhloufi años después.
Rachid lucía su bigote característico al lado de otros mitos contemporáneos del fútbol galo como Raymond Kopa o Just Fontaine. Juntos preparaban la Copa del Mundo de Suecia, en 1958. Mekhloufi era un eslabón importante del combinado bleu. Pero pudo más el sentimiento, el compromiso por la libertad, y junto a sus compañeros que jugaban en el campeonato francés aterrizaron en Túnez, vía Ginebra. En el hotel Majestic de la capital magrebí nació el equipo de la revolución argelina: FLN.
Una pléyade de futbolistas se unieron en torno a la pelota para reivindicar la existencia de Argelia, en lucha con Francia por ser un país independiente. Llevaron los ecos de su lucha por todo el mundo: de Túnez al este de Europa, pasando por Vietnam o el continente americano. Apalizaron 8-0 a la selección de la medialuna; derrotaron a Yugoslavia, equipo puntero de la época, y así hasta completar un palmarés que hablaba del potencial de aquel equipo. Hasta que, por fin, Argelia pudo gritar en libertad. 1958-1962, la epopeya de los futbolistas exiliados que se convirtieron en el orgullo de un pueblo.
El FLN se convertiría en adelante en la selección oficial de Argelia. Rachid Mekhloufi jugó la siguiente temporada en el Servette de Ginebra, hasta que lo reclamó su equipo de origen, el Saint-Etienne. De vuelta al conjunto francés se topó con un ambiente hostil, pues eran considerados traidores, al desertar de su antiguo estatus galo. Pero su enorme aportación al juego del equipo y, sobre todo, su extraordinario bagaje goleador, decantaron la balanza a su lado. Con la elástica verde del Saint-Etienne conquistó cuatro ligas en los años 60, y en su último encuentro con el equipo, en la final de Copa de 1968, marcaría los dos goles que derrotaron al Girondins de Burdeos. Al final del encuentro, durante el acto protocolario de las distinciones, el Presidente Charles De Gaulle le espetó: “Francia eres tú”.
En 1982 la joven Argelia se clasificó por primera vez para disputar una Copa del Mundo. Rachid Mekhloufi era su seleccionador. Camino del Mundial, entre otros, noquearon al Real Madrid. Los magrebíes contaban con el mejor equipo de su historia. En aquellos años marcaron la pauta futbolistas como Diego Armando Maradona, Michel Platini o Zico... futbolistas de enorme talento. En ese selecto grupo se encontraba Lakhdar Belloumi, el arquitecto del equipo argelino. Un fuera de serie. Aglutinaba las virtudes que siempre caracterizaron a los futbolistas de aquel país: técnica, alegría, luminosidad. Asombraron al mundo aquella calurosa tarde de junio en Gijón, derrotando a la poderosa Alemania, con tantos de Rabah Madjer y Belloumi. Junto a Brasil y Francia, desplegaron el juego más fresco y atractivo de la competición. En el equipo africano asomaba un tal Djamel Zidane (tío del que fuera futbolista del Real Madrid, entre otros), o los excelentes delanteros Tedj Bensaoula y Salah Assad. Pero la posibilidad de seguir disfrutando de los Fennecs quedó truncada de forma vergonzosa, fruto del amaño. Austria y Alemania urdieron un plan para dejar en la cuneta a los hombres de Mekhloufi. Los germanos ganaron 1-0 aquel día y el Molinón grito a coro aquello de: “Tongo, tongo, tongo...”. Ese episodio provocó que, a partir de entonces, los partidos de grupo que tuvieran algo en juego se jugarían a la misma hora. Austríacos y alemanes conocían el desenlace del encuentro entre Argelia y Chile. Una victoria de los teutones por la mínima clasificaba a Austria y la propia Alemania. Y así sucedió.
Tres años después, en 1985, la Juventus de Turín rindió visita a Argel, para disputar un partido amistoso ante la selección argelina. Los italianos acababan de ganar la Copa de Europa. Dicen en Argelia que nunca vieron una actuación similar de su gran emblema, Belloumi. Argelia derrotó a la Vecchia Signora 3-2, y Platini se rindió al juego de su homólogo argelino.
Poco después, el Real Murcia estuvo a punto de contratar a Lakhdar Belloumi por una suma de 50 millones de pesetas. El acuerdo con el GC Mascara parecía cerrado, pero el futbolista recordó las gesta de su mentor Rachid Mekhloufi y sus viejos compañeros. El hombre que iluminaba el fútbol de los Fennecs decidió finalmente permanecer en su país.
Hace poco más de un año, una noticia inquietante saltó a la primera plana de los diarios argelinos. Tres futbolistas de aquella gloriosa generación, Mohamed Kaci_Saïd, Mohamed Chaïb y Djamel Menad, hicieron público un drama familiar común que afectaba a varios jugadores más de la época. Tenían hij@s con diversas discapacidades al nacer. Según declaraba un día Mohamed Chaïb al diario El Watan: “ A la pregunta de si los problemas que tienen nuestr@s hij@s pudieran guardar relación con nuestro pasado como futbolistas profesionales, nos hemos topado con la barrera del silencio. Queremos saber la verdad”.
Argelia no ha vuelto a ver una generación como la de los años 80. Tras su pérdida de protagonismo en el panorama futbolístico, ahora pretende volver a los orígenes, con el técnico bosnio Vahid Halilhodzic. ¡Sí, han fichado a Coach Vahid! Un entrenador durísimo. Cuando Belloumi ejercía como artista, Halilhodzic se dedicaba a torpedear las porterías contrarias en la liga francesa con la zamarra del Nantes. Tiraba la puerta abajo con sus poderosos remates de cabeza. ¡Vahid, el duro!
Naxari Altuna (periodista) @naxaltuna