En la temporada 2008/09 el conjunto txuri-urdin rendía visita al Nuevo Castalia con tres triunfos consecutivos en su haber. Tenía que ganar al Castellón para creer en un ascenso que, finalmente, no fraguó. Cuando se supo el once que iba a alinear el entrenador de la Real aquella tarde, el clamor rescató el epíteto. Juanma Lillo dispuso un frente ofensivo que reunía a Moha, Xabi Prieto, Sergio y Marcos. En la previa nadie disimuló su malestar ante aquella elección: desde los responsables del club, pasando por medios de comunicación y la propia afición.
En un contexto donde las lecturas principalmente parten del resultado final, existe la costumbre de valorar e imaginar el partido antes de que el colegiado proceda al pitido inicial. Entonces pitan los oídos. Pero, al final, todo depende del desarrollo y de los guarismos.
Aquella tarde en Castellón, sin delanteros específicos de salida, la Real conseguiría su cuarto triunfo consecutivo: ganó 0-3. Primero marcó Xabi Prieto. Agirretxe saltó al campo a falta de media hora para el final, y el delantero de Usurbil convirtió el segundo. Marcos, el futbolista cedido por el Villarreal, anotó el tercero.
Carlos Vela pasa por ser el futbolista desequilibrante de la Real; su goleador más prolífico, en un equipo donde el gol está repartido como en ningún otro sitio: la definición llega desde todas las líneas.
Ayer el personal se soliviantó cuando supo que Vela no era de la partida. Entonces se repitieron los comentarios de aquella tarde en Castalia. El entrenador no se apuntó ningún tanto. Ni siquiera al final del partido, desde la efusividad del ambiente. Tampoco Philippe Montanier cobró ventaja ayer en San Mamés. De forma educada y elegante se limitó a decir que diseña el once a partir de la información que va procesando en los entrenamientos, y dependiendo del contexto que se le presenta el día de la competición. Asume sus decisiones, se hace responsable de ellas, y reflexiona en torno a su apuesta, en función del desarrollo del juego. Apela al mejor equilibrio que estima oportuno para su equipo. Y ayer apostó por Agirretxe, por Castro, por Griezmann, por Xabi Prieto... y por el propio Vela, que jugó el tramo final del partido, anotando un golazo; el que terminó por liquidar el partido.
Unos dirán que Montanier mostró personalidad; otros, que fue un irresponsable. Pero su gestión del grupo resulta interesante. El frente ofensivo es rico y variado, casi todos se reparten los minutos por igual, y la competitividad sana redunda en beneficio del equipo. Digo casi todos, porque quizá Ifrán haya quedado algo rezagado.
En breve la Real va a tener que plantear el futuro del entrenador. Termina contrato el 30 de junio y su labor comienza a tener eco en el exterior. Sería curioso que, de repente, la petición de renovación se convirtiera en un clamor. El trabajo realizado le avala.
Naxari Altuna (periodista) @naxaltuna
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